Debate acerca de la construcción de la casa Ronald McDonald’s en el predio de nuestro hospital
Asociación de Profesionales y Filial AMM
Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez
Los padres de los niños que se encuentran en Terapia Intensiva atraviesan momentos muy difíciles ya que la angustia frente a la gravedad y la posible muerte de un niño suele ser un momento límite en la vida de los padres. Esto se potencia aún más cuando se trata de familias que vienen de muy lejos y tienen que separarse de su ciudad y su contexto, el resto de su familia, otros hijos, etc.
La necesidad de atender estos momentos de crisis ofreciendo un sostén profesional, emocional y material (una cama, un abrigo, un alimento, etc. ) adecuado para los padres, es parte importante de la respuesta que el hospital tiene que ofrecer a la familia de un niño grave.
Nuestro hospital ofrece los recursos profesionales de excelencia que dichas familias necesitan pero no es así con los aspectos que hacen a tener un espacio edilicio digno. El gobierno de la ciudad tiene dinero ya que la ciudad de Buenos Aires es la más rica del país, y porque el presupuesto para recuperación edilicia y tecnológica de los hospitales se subejecuta. Para el primer trimestre del año se ejecutó en un 2,8% en vez del 25% que correspondería ( Página 12 25/5712). En los primeros cinco meses año 2011 se ejecutó el 12% del presupuesto para recuperación edilicia de los hospitales. ¿Dónde fue a parar el 88% restante?
La Fundación Ronald Mac Donald´s vinculada a la empresa Mc Donald’s, un emblema del neoliberalismo a nivel mundial, que paga salarios muy bajos a sus empleados y que es un símbolo de la comida que se contrapone con las reglas de la alimentación saludable, ha ofrecido instalar una casa para que los padres de dichos niños pernocten en ella. Para ello el gobierno de la ciudad le cede por 20 años un terreno dentro del hospital (privatización del espacio público).
En nuestro país predomina la cultura de “recibir donaciones” ya que estamos acostumbrados a pensar que las cosas no se pueden conseguir porque no hay plata, y, no importa de dónde venga y a qué precio, si nos quieren donar algo lo tenemos que aceptar. Lo que no vemos es que nosotros les estamos donando un espacio público para que descarguen impuestos favoreciendo su negocio, y que sobre todo nos necesitan ellos a nosotros porque necesitan que la empresa aparezca con una imagen benefactora y cercana a los niños y jóvenes, ya que eso le garantiza una mayor penetración en el mercado. La política de las empresas en un sistema de mercado es ganar cada vez más.
¿Nosotros realmente los necesitamos a ellos? ¿Acaso no correspondería que exigiéramos que el gobierno de la ciudad invirtiera en mejorar las condiciones edilicias y construir la guardia que necesitamos, las reformas edilicias que necesitamos y también un espacio para que los padres puedan acompañar a los niños graves?
¿Acaso no corresponde que exijamos que el gobierno de la ciudad cumpla con el presupuesto establecido e invierta en mejorar las condiciones edilicias y construir la guardia que necesitamos, las reformas edilicias que necesitamos y también un espacio para que los padres puedan acompañar a los niños graves?
¿Acaso no correspondería que la dirección del hospital tuviera en cuenta la opinión del conjunto de los profesionales ante una decisión de esta envergadura? Es cierto que se mencionó el tema hace más de un año en un CATA, pero no se le otorgó el espacio que hubiera sido necesario para debatirlo a lo largo de este año con las distintas instancias del hospital.
Seguramente muchos de los profesionales ven una salida en este ofrecimiento de Mac Donald´s desde una mirada bienintencionada. Pero no podemos ser ingenuos agradeciendo todo lo que nos quieren donar.
Nos preguntamos: ¿Cómo se va a articular con el hospital una estructura privada que viene con su personal, gran parte del cual es voluntario, no percibe sueldos, y con criterios que son ajenos al pensamiento profesional de nuestro hospital? ¿No correspondería a nuestras autoridades hospitalarias exigirle al gobierno una construcción y algunos nombramientos para que el hospital crezca de un modo armónico y coherente con nuestra historia y nuestros valores?
Cuando un gobierno piensa la salud sólo como un negocio ocurren estas cosas: todo se mide en cuánta plata se ahorra. No se considera lo que va a implicar implantar algo privado con personal que maneja criterios diferentes; no se considera que se trata de una empresa que difunde aquello mismo que nuestros pediatras desaconsejan por insalubre. ¿Acaso esta propaganda dentro del Hospital de Niños no tiene costo para la salud de los chicos?
Desde ese punto de vista cuestionamos esto, a la vez que reconocemos la necesidad imperiosa de dar solución a un problema que es urgente, para el cual tenemos recursos. Proponemos exigir a las autoridades que el dinero para los hospitales se gaste en estas necesidades y que no se derive hacia otros fines. Proponemos que nuestra dirección reflexione acerca de todo esto y que exija a las autoridades de Salud del Gobierno que cumplan con sus deberes.