Crónicas del crimen perfecto
La violencia oculta en el lugar de trabajo también es inseguridad
Informe Nº 2
La violencia oculta en el lugar de trabajo también es inseguridad
Informe Nº 2
« Presión laboral tendiente a la autoeliminación de un trabajador mediante su denigración».
Perfil habitual de la víctima:
- Personas con elevado sentido de la ética y la honestidad y un alto sentido de la justicia, que suelen tomar partido frente a situaciones de injusticias (propias o ajenas) en el entorno laboral. La victima suele se convertirse en el “porta voz” de reclamos propios del grupo en general y de los más indefensos en particular.
- Personas con características personales, sociales o familiares altamente satisfactorias (éxito social, buena fama, inteligencia, apariencia física), que la distinguen y le dan notoriedad dentro del grupo.
- Los trabajadores afectados suelen ser perfectamente capaces, bien valorados y creativos. Con frecuencia, se trata paradójicamente, de los mejores de la organización.
- Personas que se han resistido a participar, colaborar o a "mirar a otro lado" mientras se producían situaciones irregulares.
- Individuos que presentan un exceso de ingenuidad y buena fe y no saben hacer frente a aquellos que pretenden manipularlos o perjudicarlos.
- Personas con alguna característica que los distingue: juventud, orientación sexual, ideología política, religión, procedencia geográfica, mujeres, minorías.
- Personas en situaciones de alta vulnerabilidad: inmigrantes, minusválidos, enfermos, víctimas de violencia doméstica. En estos casos la posibilidad de hacer frente a los acosadores disminuye, viéndose facilitada la impunidad de éstos.
- Personas altamente capacitadas, populares, líderes natos.
- Personas con una elevada capacidad empática, sensibilidad o comprensión del sufrimiento ajeno.
Estos rasgos, que en la mayoría de los casos deberían reconocer y premiar a las víctimas; son probablemente los factores que actúan como desencadenantes de los comportamientos de acoso, al ser percibidos como amenazantes por algunos miembros de la organización (jefes y/o compañeros, principalmente).
Perfil del acosador:
El fin último del acosador es el asesinato psicológico de la víctima, y el motivo principal es encubrir su propia mediocridad, probablemente debido al miedo y la inseguridad que experimenta hacia su propia carrera profesional. Así, puede desviar la atención o desvirtuar las situaciones de riesgo para sí, haciendo de las víctimas verdaderos chivos expiatorios de las organizaciones.
Se trata de personalidades, aunque no siempre seductoras, que suelen hiperactuar afabilidad, mostrándose cuidadosos de las formas sociales y de los convencionalismos.
Los rasgos más habituales en estas personalidades son la mediocridad, la envidia, el narcisismo, la necesidad de control, la inseguridad, el oportunismo, la falta de transparencia. Los mismos se deberían a los sentimientos propios (generalmente fundados) de inadecuación e incompetencia profesional, que se conoce como el Síndrome MIA (“síndrome de mediocridad inoperante activa”).
El sujeto afectado por el síndrome MIA, tiene grandes deseos de notoriedad. Despliega una gran actividad que no sirve para nada, es totalmente inoperante y genera una gran cantidad de trabajo inútil que impone a los demás, destruyendo así su tiempo e intentando introducir todo tipo de controles y obstáculos destinados a dificultar las actividades realmente creativas.
Según el profesor Iñaki Piñuel, (profesor de ciencias empresariales de la Universidad de Alcalá de Henares) el acosador es un "psicópata organizacional" que emplea técnicas de ataque sutiles, manipula el entorno para conseguir aliados entre los compañeros de trabajo o su silencio ante esa situación, intenta "trepar" rápidamente para desde esa posición ejercitar mejor su acoso.
Marie-France Hirigoyen, en su obra "El acoso moral", nos proporciona una serie de características propias de las personalidades narcisistas que nos pueden ayudar a detectar un perseguidor u hostigador en el lugar de trabajo:
o El sujeto tiene una idea grandiosa de su propia importancia.
o Le absorben fantasías ilimitadas de éxito y de poder.
o Se considera especial y único.
o Tiene una necesidad excesiva de ser admirado.
o Piensa que se le debe todo.
o Explota al otro en sus relaciones interpersonales.
o Carece de empatía aunque puede ser muy brillante socialmente.
o Puede fingir que entiende los sentimientos de los demás.
o Tiene actitudes y comportamientos arrogantes.
o Puede presentarse como moralizador y suele dar lecciones de rectitud a los demás.
o Tienen una gran rigidez psicológica, obstinación, intolerancia, racionalidad fría, dificultad para mostrar emociones positivas y desprecio al otro.
o Muestra desconfianza, un temor exagerado de la agresividad ajena, sensación de ser la víctima de la crueldad del otro, celos, suspicacia.
o Suele hacer juicios equivocados. Interpreta acontecimientos neutros como si fueran adversos
Los agentes del acoso son, en la mayoría de los casos, los superiores o jefes, apoyados a menudo por esbirros o sicarios. También puede haber muchos acosadores entre los propios compañeros de la víctima, y se calcula que, en un 4% de casos, el acoso es de tipo ascendente, es decir, del subordinado al superior.
Es frecuente la actuación de los acosadores en grupos o bandas de acoso, y los actos de hostigamiento pueden desembocar en el auténtico “linchamiento psicológico” de la víctima, que si es practicado entre todos los trabajadores es muy difícil de probar, por lo que el asesinato psicológico habrá resultado perfecto
Estas conductas de hostigamiento real y observable, no son algo casual sino plenamente causal o intencional.
Con todo, los agresores abusan y se valen corrientemente de su posición de poder jerárquico formal, pero del mismo modo recurren a su poder de tipo informal (los poderes fácticos) dentro de la organización para remediar sus frustraciones a través de la violencia psicológica sobre otros, compensar sus complejos o dar rienda suelta a sus tendencias más agresivas y antisociales.
El principal problema que presenta el acoso es como detectar al agresor ya que la imagen que proyecta hacia el exterior es bastante positiva
Todo proceso de acoso psicológico en el trabajo tiene como objetivo intimidar, reducir, amedrentar y consumir emocional e intelectualmente a la víctima, para anularla, someterla o eliminarla de la organización, que es el medio a través del cual el acosador canaliza y aprovecha la situación que le brindan los entornos más o menos turbulentos o desrregulados de las modernas organizaciones para cebarse sobre sus víctimas
* Lento deterioro de la confianza en sí misma y en sus capacidades profesionales por parte de la víctima.
* Proceso de desvaloración personal.
* Desarrollo de la culpabilidad en la víctima (la propia familia suele cuestionarla sobre su comportamiento).
* Creencia de haber cometido verdaderamente errores, fallos o incumplimientos.
* Somatización del conflicto: enfermedades físicas.
* Insomnio, ansiedad, stress, irritabilidad, hipervigilancia, fatiga, cambios de personalidad, problemas de relación con la pareja, depresión.
* Inseguridad, torpeza, indecisión, conflictos con otras personas e incluso familiares.
* Bajas laborales que el acosador suele aprovechar contra el trabajador.
Otras consecuencias:
* Agresividad y aumento de la conflictividad con la familia.
* Aumento de las enfermedades de los hijos y problemas escolares.
* Retraimiento de la víctima con la familia y amigos.
* Abandono de los amigos y rechazo por parte del entorno de la víctima, cansados de la "obsesión" con el problema laboral.
* Falta de apoyo de los familiares ante los intentos de la víctima de hacer frente a la situación, legal o psicológicamente.
* Estigmatización social en los sectores de actividad laboral próximos.
El desenlace habitual de la situación de acoso laboral suele significar la salida de la víctima de la organización de manera voluntaria o forzosa. Otras consecuencias pueden ser el traslado, o incluso el pase a situación de incapacidad permanente. La recuperación definitiva de la víctima suele durar años y, en casos extremos, no se recupera nunca la capacidad de trabajo.
«En muchos casos, el acoso persiste incluso después de la salida de la víctima de la empresa, con informes negativos o calumniosos a futuros empleadores, eliminando así la empleabilidad externa de la víctima».
Profesiones más afectadas:
Los profesionales más frecuentemente afectados son los funcionarios y el personal laboral contratado de las administraciones públicas (central, autonómica o local), los trabajadores de la enseñanza primaria, media o universitaria, auditores, los trabajadores de la salud, cuidadores de guarderías y escuelas infantiles, personal de hostelería y turismo, personal de bancos e instituciones financieras, así como los miembros de organizaciones denominadas ideológicas (instituciones y organizaciones caritativas o religiosas, partidos políticos, sindicatos).
En general, todo el sector de los servicios resulta afectado en mayor proporción.